· El “zapping” y el “surf”
Si el salón de clases se ha constituido en el campo privilegiado de la enseñanza, si el aula es el espacio de la lógica, del método y del orden para transmitir sin interrupción los contenidos asignados, para el joven, en cambio, el salón es una prótesis de la que hay que evadirse; el joven de las tecnologías no quiere ahora que le enseñen.
Acostumbrado a organizar su propio mensaje con el control remoto (zapping), independizándose de lo que le ofrece el comercio, diestro para evadir la publicidad y el slogan, libre para pasar a otra cosa, organizar su propio contenido y construir su propio mensaje considera arcaico toda asignación de sentido en el que él mismo no participe.
Antes el mensaje le pertenecía codificarlo el emisor (el maestro, el texto, el medio, la enseñanza), pero ahora las experiencias del zapping, para construir el propio programa el propio mensaje ha hecho que este no le pertenezca a un emisor instituido; el mensaje lo hace el sujeto que lo constituye.
El picar en los fragmentos (surf) es otro desestructurante: al desplazar las lecturas únicas: el fenómeno de “lectores” que se hacen “autores” de lecturas es una de los retos que enfrentan los espacios escolares. El estudiante juega con los numerosos enlaces en el texto electrónico donde la experiencia de navegar es el nuevo nombre de leer.
Los jóvenes no profundizan lecturas ahora “pican” aquí y allá, se “surfea”. Estas experiencias “superficiales” son las nuevas formas de lecturas “profundas”. El texto, realmente, existe pero virtualmente, espera la navegación del lector para hacer devenir el sentido.
“Dar leer” es la consigna con la que Daniel Pennac, nos invita a lectura de placer, una lectura sin presión, una lectura sin castigo; leer para reírse, leer por leer; pero este placer del texto se expande ahora por la pulsión del hipertexto, un nuevo horizontes se abre “dar de navegar” donde se construyen subjetivades nómadas, efímeras precarias, desajustes de conciencia, sujetos múltiples, trashumantes del sentido, invernaderos provisionales que se resguardan de todo dominador, de las asignaciones últimas, soledades en la red, cibernícolas y tribus con sus propios relatos y de mitos fundacionales:
Soy anarquista, soy neonazista.
Soy un esquinjed y soy ecologista.
Soy peronista, soy terrorista, capitalista
Y también soy pacifista.
Soy activista, sindicalista, soy agresivo, y muy alternativo.
Soy deportista, del rotarac, politeísta
Y también soy buen cristiano.
(Café tacuba)
Las tecnologías entonces no pueden seguir siendo solamente el nuevo decorado del aula, sino que nos advierten de las nuevas formar de reconfigurar la misma comprensión de lo que es aprender. Por ejemplo, si antes el profesor separaba, oralidad y escritura los muchachos y muchachas nos han enseñado ha superar la división de estas tecnologías de la conciencia al hacer de lo electrónico espacios de afectos hecho de letras y emoticones.
Si antes separábamos lo oral y lo escrito, como cuando decimos “susténtame” lo que lees ahora ellos explorar campos donde aparecen sin conflicto los oral y los escrito como en los espacios del email, el Chat y el Foro.
La unión de tecnología y sensibilidad nos lleva a fracturar el esquema comunicativo centrado en la descodificación del “emisor” para identificar el “mensaje”; se trata ahora del ruido del receptor con distintos códigos de interpretación que producen el mensaje diferente: El ruido juvenil de los 60 y 70 con Pink Floyd por los cuales fueron censurados nuestros padres y que hoy se clasifica como música clásica se reinvindica ahora en Link Park
Slipknot,
Crazy Town,
Papa Roach. El ruido, como Martín-Barbero señala, no es lo que los muchachos escuchan, el ruido lo hace nuestra incompetencia para comprenderlo.
3. TECNOLOGIA, JÓVENES Y EDUCACION POR VENIR
¿Cuál es la escuela que está por venir? No me refiero con ésta pregunta a la educación del futuro; la educación del futuro cómo en los planes de organización no se plantea, no se pregunta por los jóvenes de hoy por es una educación de mercado, de producción de manos de obra; los muchachos no quieren que les hagan proyectos de vida, que les plantillen el camino imagen semejanza del mundo adulto, para que cuando grande seas como papá, o para que a la niña no le toque sufrir lo que me toco a mí como mamá.
Los muchachos quieren construir el acontecimiento, es una actitud a mi parecer más responsable que la “planeación del futuro”, una especie de nuevo “carpe diem” de los epicúreos: saber sacarle jugo a la vida a cada paso. Me refiero, entonces, a la educación por venir, es decir la que ya está presente pero que no vemos; no vemos los jóvenes los percibimos desde nuestros prejuicios, desacodamos la vista, una presbicia pedagógica, que nos hace verlos adelante y no ahora.
La educación está ahí, sin reconocer, sin permitir que hable hecha silencio, hecha ruido. La educación por venir es la que deja hablar, la que deja entrar. Si el adolescente en sus mundos, sonoridades y ruidos; en sus relatos y tejidos son tenidos en cuenta como actores de tejidos, reconocidos en sus saberes y experiencias de grupo.
La educación del futuro se pregunta por el tiempo, controla el tiempo, programa el tiempo; la educación por venir, en cambio, se pregunta por el espacio, por los modos que habitamos, a diferencia de la educación del futuro, se pregunta por las condiciones de la educación actual, por el acontecimiento que nos atraviesa, la educación juvenil en términos de por venir, se preguntaría por los espacios de nuestros jóvenes, por sus “parches”, por sus “tribus”, por sus territorios y sus desterritorializaciones.
3.1. De la educación en la díada objetivación y saber, a la educación como tensión subjetivaciòn-poder.
La educación por venir es una pregunta por los modos de emancipación y por los modos de transformación. Es la revisión de las prácticas de poder que se han operado para constituir una política de juventud y como ésta es contestada por prácticas de subjetivaciòn en espacios de barrio, en estéticas callejeras en rituales de grupo y en redes electrónicas.
Pero para producir esta pregunta la educación tiene que transformar su lenguaje. Y transformar el lenguaje debe transformar sus prácticas que la han producido. Sugiero algunas condiciones para hacer llegar esta educación por venir.
· Superar la descalificación de mundo adolescente y joven: La anarquía, los graffittis, los ritmos tribales, los consumos culturales, la búsqueda de alternativas y los compromisos itinerantes, deben ser leídos como forma de actuación política no institucionalizada y no como las practicas más o menos inofensivas de un montón de desadaptados (Rossana Reguillo Cruz, 2000) Aterciopelados:Suena otra canción protestaPero no la llamen terroristaNo es que sea antipatriota
Es que traigo otro punto de vista.
(Grupo Aterciopelados, Colombia)
Los jóvenes no quieren ser investigados como desajustes sociales, y que sólo se atienda los problemas de juventud. Quieren ser convocados a grupos de discusión y la construcción de la vida publica.
· Cambiar los modelos de investigación de corte cuantativa y positivista que los aborda desde una la relación sujeto-objeto. La aplicación de encuestas con preguntas que no soportaría un adulto, desconocen que los adolescentes se mueven de hecho desde mundos culturales construidos por ellos. Pasar a una investigación de alteridad donde el otro es cómplice nos llevaría a ver la indagación como relación sujeto – sujeto. El mundo joven es un mundo sumergido y poco explorada. Sin embargo, “allí hay autobiografías, historias de vida, poemas, entrevistas, observaciones de campo, horarios de colegio, dibujos, cartas amor, confesiones, agendas, carteleras, objetos de colección. Y dentro de estas múltiples formas de expresión se contienen formas de ver la vida, esperanzas y frustraciones, temores, ilusiones, deseos, juegos, amores, desconfianzas y, en muchas ocasiones, un profundo dolor. (Atlántida, 1995)
Valorar los espacios que los muchachos y muchachas construyen para producir un tejido social distinto. El Proyecto Atlantida constató que los muchachos y muchachos no van a la escuela detrás de la ciencia, el conocimiento; la escuela es el único espacio que el adulto legitima para el encuentro y a eso van: a encontrarse a tramar el otro tejido, el de los compañeros:
El mundo escolar de los adolescentes encuentra su principal expresión positiva en las relaciones con los compañeros, que se constituyen en confidentes, cómplices y maestros. Es entre compañeros que pueden compartirse las verdaderas preocupaciones de la vida: conflictos familiares, dilemas amorosos, angustias existenciales, incertidumbres, interrogantes sobre la sexualidad, el aborto, el alcohol, las drogas, las enfermedades. Los compañeros constituyen el núcleo divertido y calido de la escuela, en tanto que la academia es la parte ingrata y desmotivante. (Informe final – proyecto Atlántida)
Dejar de darle lecciones a los jóvenes para plantear una relación pedagógico del análisis conjunto, de negociación y comunicación mutua:
Los investigadores de Atlántida plantean como una necesidad urgente que la escuela asuma una función de “negociación cultural”, que implica un aprendizaje mutuo y un intento de construcción conjunta de significados entre maestros y jóvenes. Esto plantea una concepción diferente de escuela, que ya no estaría establecida sobre una imposición de significados estáticos y definitivos sobre una población joven, sino sobre un intento de interpretación de la realidad a partir de visiones diferentes. (Informe final – proyecto Atlántida).
Esta relación poder-subjetivaciòn replantea la misma forma de entender el poder en especial en el mundo joven. Frente al poder-control desarrollado por la institución, los grupo podrecen el poder-subjetivaciòn, un poder creativo, juegos subjetivaciòn y de verdad propio de sus mundos. La pregunta por estos sujetos de las tecnologías se convierte en la cuestión cultural clave para la comprensión de las tecnologías en los mundos juveniles y la construcción de lo juvenil en medios tecnológicos.
Este poder de cuerpos y grupo se despliega en un nuevo tejido social desbordado en redes, hecho imágenes, sonidos. Aparecen otros modos de pensar, otros modos de sentir, escribir, contar, seducir, negociar. Si la educación se centra en la formación de sujetos debe atender las nuevas subjetivades nómadas, precarias y veloces de la red. Corresponde hacer emerger dentro de estas relaciones lo que nos hace humanos: otras éticas, otras políticas, otras formas de ser ciudadanos, de estar juntos, de enseñarnos un a otros de aprender, de cuidarnos.
Bibliografía
Giroux, Henry (1997/2003). Pedagogía y política de la esperanza. Teoría cultura y enseñanza. Una antología crítica. 1 edic. Buenos Aires: Amorrortu.
Martín-Barbero, Jesús (2002a). La Educación desde la comunicación. Enciclopedia latinoamericana de sociocultura y comunicación. Buenos Aires: Grupo Editorial Norma.
(2002b) Pensar Iberoamérica. Revista de Cultura. No. 0 febrero 2002.
http://www.oei.es/pensariberoamerica/ric00a03.htmProyecto Atlantida (1995). Adolescencia y escuela: Una mirada desde la óptica de los adolescentes de educación secundaria en Colombia. Santafé de Bogotá: Fundación FES,
Rueda Ortiz, Rocío (2007). La formación inicial de docentes y la cultura académica. En observatorio de informática educativa. La informática educativa en la formación inicial de docentes de Bogotá. Alcaldía Mayor de Bogotá. Secretaria de Educación.
Reguillo Cruz, Rossana (2000). Emergencia de culturas juveniles. Estrategias de desencanto. Enciclopedia latinoamericana de sociocultura y comunicación. Buenos Aires: Grupo Editorial Norma.